Emprendimiento: comercio informal y gobierno locales (publicado en La Estrella de Panamá, 30 de junio de 2017).

 El emprendimiento es un movimiento comercial y jurídico, que tiene profundas raíces en el sistema económico mundial, y es en esta era,  un concepto propio de la globalización.

Este factor, ha desencadenado una serie de ideas  que están orientadas por un lado, a lograr la independencia financiera de personas que económicamente son activas, pero que están sujetas a relaciones laborales, y por el otro,  a formalizar a los actores de la economía informal.
El emprendimiento como concepto, enmarca dentro del plano comercial, una especie de filosofía o hilo conductor de superación personal, que ya cruzó la frontera de los cientos de miles de libros de autoayuda que se han publicado, para despertar ahora el interés de gobiernos, tanto nacionales, como locales.
Es así, que el emprendimiento forma parte algunas propuestas teóricas  y prácticas, para el ejercicio efectivo de  políticas públicas,  que estimulen el mercado y coadyuve a esta masa creciente de personas, que cada día encuentra mayor cabida en los sistemas financieros nacionales y locales.
En el caso de Panamá y su incipiente sistema de descentralización de gobiernos locales,  el emprendimiento es hoy día uno de los elementos fundamentales a tomar en cuenta, para el desarrollo de una economía sostenible, que sea recíproca con los ciudadanos miembros de una municipalidad.
Es preponderante entonces, que los municipios asuman roles protagónicos,  y programen su  plan local de emprendimiento, cuyo objeto fundamental, debe ser la extracción de quienes llevan a cabo actividades comerciales informales, para que evolucionen a emprendedores, ya sean microempresarios,  pequeños o medianos empresarios.
El beneficio inmediato para los municipios, será entre otros, el registro y clasificación de sus comerciantes, la legalización de actividades llevadas al margen de la ley, la clausura de actividades ilícitas, la recuperación de zonas o áreas urbanas sumidas en la informalidad, control de desperdicios y limpieza, pero sobre todo orden, tanto en la ciudad, como en las finanzas, además de poder identificar actividades que pueden ser gravadas con impuestos municipales.
Para el comerciante informal la ventaja contrapuesta, en adición a la que promueve el  sistema nacional de emprendimiento, por medio de la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (AMPYME), debe ser el contar con una locación salubre, que le permita competir, sostenerse y crecer, pero para esto se requiere seguimiento de las autoridades locales, quienes deben desarrollar administrativamente esta función.

Una política pública eficiente, debe tener la posibilidad de medirse, para probar si resulta positiva o no, dentro de los plazos en los que deberá  ejecutarse  progresivamente. En los municipios el objetivo entre administradores locales y administrados, debe ser la disminución de la informalidad, para darle paso al emprendimiento y ganarle espacio a la pobreza, partiendo de una premisa sencilla de que la informalidad, no genera ningún tipo de beneficio a la sociedad, más que para crear mayor informalidad, en una economía personalísima y básicamente de subsistencia.



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